Ya empezado el nuevo año, un propósito cada vez más frecuente es aprender a controlar nuestros nervios. Yoga, Pilates, Mindfulness o Coaching , se proclaman como las disciplinas del futuro. El estrés y la ansiedad se han colado en nuestro día a día. Y es que, ¿quién no lo ha sentido alguna vez?
¿QUÉ ES LA ANSIEDAD?
La ansiedad es una emoción normal ante determinadas situaciones, incluso adaptativa, es decir, que se activa para preparar al organismo en determinadas ocasiones; permite responder a eventos estresantes, a exigencias y demandas del medio ambiente o a situaciones de emergencia.
De hecho, la ansiedad ha tenido un papel fundamental en la supervivencia de la especie, desencadenando respuestas fisiológicas que permiten luchar o huir de los depredadores. Estas respuestas fisiológicas se producen por la activación del sistema nervioso simpático: las manifestaciones de la ansiedad que todos hemos sentido alguna vez son señales de que nuestro cuerpo está alerta para responder al problema y nos permiten hacerlo de una manera mucho más eficaz. Por ejemplo, ante un examen cierta dosis de ansiedad permite mantener el rendimiento durante los días previos y en el mismo examen.
¿CUÁNDO SE CONVIERTE LA ANSIEDAD EN UN PROBLEMA?
Mientras que la reacción de ansiedad sea proporcional cualitativa y cuantitativamente, en tiempo, duración e intensidad, a la situación que lo desencadenó, no estamos ante ningún problema. Pero si aparece una respuesta excesiva, desproporcionada, no adaptativa, que impide al individuo responder o merma su rendimiento, afectando a numerosas áreas de la vida de la persona, estamos ante una ansiedad que puede considerarse patológica.
Los síntomas de la ansiedad patológica pueden ser físicos, psicológicos o conductuales y cada uno de ellos puede incluir algunas o todas estas situaciones:
- Físicos: los músculos se tensan, la respiración se agita, aparece una intensa sudoración.
- Psicológicos: el pensamiento se acelera, miedo a morir o a volverse loco.
- Conductuales: dificultades de concentración, insomnio.
Estos síntomas son la manera en que el cuerpo se prepara para responder a un peligro que en realidad no existe y que persisten más allá de la situación que los provocó.
La ansiedad patológica suele presentarse de forma difusa y sin un claro desencadenante: ciertamente no hay un peligro real, nada que ponga en brete nuestra vida. De hecho, una de las formas más frecuentes de ansiedad es lo que llamamos las crisis de angustia, de ansiedad o de pánico. Son cuadros de ansiedad agudos e inesperados en los que el malestar físico y psicológico es tal que la persona piensa que puede morirse o volverse loca.
Es frecuente ver a estas personas en las urgencias hospitalarias, donde inicialmente se descarta una patología física y posteriormente se valora la derivación a psiquiatría o a psicología clínica. En consulta suelen manifestar que no saben de dónde viene su ansiedad, pero está y les asusta, pues lo interpretan como algo peligroso.
Aquí comienza muchas veces un círculo vicioso que complica el cuadro: si no conseguimos controlar la ansiedad, comienza el miedo a sentir la ansiedad. Es la ansiedad anticipatoria o el miedo al miedo.

¿Cuál es la diferencia entre ansiedad, estrés y depresión?
Esta es una pregunta muy frecuente. Muchas personas piensan que es lo mismo o que invariablemente están relacionadas, pero no siempre es así.
- El estrés se manifiesta cuando confluyen tareas o responsabilidades y dificultad o información incompleta para llevarlas a cabo. Suele darse por una situación real y generalmente puntual (nervios ante un examen, cercanía de un plazo, acumulación de tareas, etc).
En cuanto a ansiedad y la depresión, se diferencian fácilmente, tal y como explica la Organización Mundial de la Salud:
- El trastorno por ansiedad aparece cuando no funciona correctamente nuestra capacidad para regular la emoción de la ansiedad, y va más allá de episodios esporádicos. Se refiere a un grupo de trastornos mentales caracterizados por sentimientos de ansiedad y miedo entre los que se incluyen Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), Trastorno de Pánico, fobias, Trastorno de Ansiedad Social (TAS) y Estrés Post-traumático.
- La depresión, en cambio, es una enfermedad cuyo síntoma principal es la tristeza o apatía, falta de interés, sentimientos de culpa, baja autoestima, trastornos de sueño y/o apetito. En su estadío más severo puede llevar al suicidio.
Aunque no son los mismos trastornos muchas veces un cuadro de estrés agudo continuado en el tiempo puede derivar en ansiedad patológica o en un trastorno depresivo.

¿Cómo detectar un trastorno por ansiedad?
Si puede ser que este sea tu caso, te damos aquí una serie de signos de alarma por los que deberías solicitar la ayuda de un profesional:
- La ansiedad patológica es una emoción desagradable, desproporcionada e inmanejable.
- Interfiere con la vida normal, bien porque en sí misma afecte al rendimiento en las actividades habituales o bien porque se desarrollen estrategias de evitación de situaciones o actividades que antes formaban parte de la vida cotidiana, por ejemplo dejar de conducir por tener miedo excesivo e irracional por haber sufrido un accidente anteriormente.
- Genera gran inseguridad y dependencia secundaria (el miedo les obliga a acompañarse de alguien para realizar tareas que antes eran cotidianas, como salir a la calle)
- Se pierde tranquilidad con respecto al futuro, se espera siempre que pase algo malo.
- Puede aparecer sintomatología somática, es decir, síntomas físicos como cefaleas, contracturas, mareos, erupciones cutáneas, diarreas…
- Suele acompañarse de ánimo bajo y con frecuencia afecta al sueño.
- En definitiva, afecta a la calidad de vida.
Si necesitas más información sobre este tema no dudes en contactar con el instituto para resolver tus dudas
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Covadonga Bonal Giménez
Psicóloga clínica
Instituto Médico del Bienestar